Este artículo aborda la formación humanística en la educación superior. Ilustra cómo la enseñanza del legado humanístico y de la cultura científico-tecnológica son complementarios, fundamentales e imprescindibles en la vida universitaria. Esto significa, entre otras cosas, aceptar la tensión existente entre los ámbitos humanísticos y científico-técnicos. Considera que la enseñanza de las humanidades debe producir una movilización existencial en los estudiantes, para lo cual debe apelar al uso de las ciencias sociales y de las artes; recuperar la importancia del mundo interno de los estudiantes, al tiempo que las universidades deben repensar el papel estratégico de las prácticas profesionales y de las prácticas comunitarias para la formación humanística de sus estudiantes.