Mayo Francés sobrevive como modelo y como mito de la revuelta contemporánea, como lo acontecido y lo irrepetible. Su inscripción en nuestra memoria es, por tanto, ambivalente. Nos proporciona el vivo ejemplo de un movimiento social, más intensivo que extensivo, capaz de poner en juego toda la voluntad de ruptura que el pragmatismo político posterga Súbitamente, ese mayo francés -y desde allí el alemán, el italiano, el norteamericano, el japonés- irrumpió en el campo de lo público para politizarlo todo, y para que la politización fuese, a su vez, un cambio radical de la vida. Romper fue el verbo heroico en que la existencia encontraba una justificación casi estética