En la educación existen, por parte de algunos docentes, falsos imaginarios como que el juego es una pérdida de tiempo, o que el juego no es posible llevar a cabo desde ciertas áreas, desconociendo los beneficios que puede aportar al desarrollo de las clases. El siguiente artículo se expone una comprensión del juego como lenguaje y cómo sus atributos inciden en tener una actitud diferente frente a lo que se quiere enseñar, generando nuevas alternativas pedagógicas que, poco a poco, van transformando las prácticas en la escuela.