Las formas en que comprendemos el lenguaje y los procesos de interacción comunicativa determinan, a su vez, de qué manera se conciben y ubican los sujetos en las sociedades. Al transformar las concepciones abstractas y normativas de la lengua, privilegiadas en enfoques estructuralistas y generalistas, por perspectivas en donde la interacción social aparta en la comprensión de los variados usos de lenguaje, se transforman las representaciones construidas a cerca de los sujetos. Los individuos no se constituyen ya en hablantes y oyentes ideales, sino que son interlocutores reales que (re)construyen múltiples visiones de mundo, así como creencias, ideologías, imaginarios y valores en y desde sus discursos. A continuación se incluyen algunos planteamientos sobre esta práctica académica de la lingüística y las ciencias sociales, en relación con su desarrollo en América Latina.