El cumplimiento de su misión frente al mundo requiere un esfuerzo de la iglesia tendiente a saldar/llenar las cinco deudas/brechas que ha acumulado -Martini hablaba de dos siglos de atraso- frente a la modernidad, los pobres, la mujer, las otras denominaciones cristianas y los pueblos del mundo más allá de su eurocentrismo2.