Tras la obtención del título, el ingeniero aporta sus conocimientos con la ilusión en la medida que suple sus lagunas dentro del ámbito de especialidad de la empresa. El desarrollo de la profesión lo convierte en un especialista dentro del ámbito de su compañía, al tiempo que pierde la actualización sobre técnicas y conceptos necesarios para mejorar productos o procesos. Este aspecto suele suplirse con la contratación de nuevos profesionales. Surgen entonces necesidades y la oportunidad de la figura del ingeniero senior que, de su experiencia puede aportar un valor añadido que no debe desdeñarse a la hora de mejorar la competividad en la empresa.