Los sistemas de alimentación distribuida plantean el fraccionamiento de la cadena de alimentación en varios bloques con el fin de optimizar cada uno de ellos. Las características tanto eléctricas como físicas de las últimas etapas de conversión tienen que adaptarse a los requerimientos que imponen los dispositivos que actúan como carga. Una de las aplicaciones más comunes en este sentido, se encuentra en los equipos portátiles donde el tamaño es un elemento decisivo que condiciona el diseño del sistema de alimentación. En estos equipos el objetivo fundamental perseguido es alcanzar altas densidades de potencia.
