Suministradas como circuitos o en formato de tarjeta, las memorias flash pueden asumir tanto el almacenamiento de programas, sustituyendo de este modo a dispositivos ROM, como de datos, planteando así una alternativa incluso a las unidades de disco duro. Todo ello gracias a las características intrínsecas (no volatilidad, bajo consumo) como su evolución tecnológica, que se manifiesta en el aumento de la capacidad y en un menor tiempo de acceso. La idoneidad de las flash en equipos portátiles como teléfonos móviles o cámaras fotográficas digitales hace que su demanda cobre un gran impulso.