El software de cálculo ha experimentado un verdadero auge durante los últimos años. La mayor potencia de cálculo de los ordenadores personales ha conseguido qué programas que antes requerían estaciones de trabajo muy potentes para poder realizar los cálculos, ahora puedan ejecutarse en simples ordenadores personales. Este incremento en la potencia de los ordenadores ha posibilitado, paralelamente, un uso más masificado de este tipo de software que, como consecuencia, ha influido sobre fabricantes y desarrolladores para invertir más y conseguir unos productos más avanzados y, a la vez, de sencillo uso, que pueden resultar útiles tanto para la enseñanza (matemáticas, ingeniería, física, etc.) como para la investigación. Hoy en día muchos investigadores que necesitaban muchas horas en el desarrollo de sus propios algoritmos de cálculo en Fortran o C, se han pasado a la utilización de estos programas de su investigación y no en los de la informática.
