En el siglo pasado se gestó la idea de que el ascenso social se producía básicamente a través de la educación, una idea que beneficiaba a todas las clases sociales. Sin embargo, análisis posteriores demostraron la falacia de este planteamiento: fundamentalmente la educación sigue reproduciendo las posiciones de la clase de origen, aunque ya no de manera exclusiva. La autora analiza el efecto del origen social sobre los niveles educativos alcanzados por las personas procedentes de las diversas clases.