Tiempo oportuno el año de la fe para podernos preguntar: ¿en qué creemos los que creemos? Es decir, quienes no decimos cristianos, ¿en qué o en quién estamos creyendo? Situarnos de cara ante nuestra fe, ante lo que identificamos como nuestra creencia ¿qué está significando? Cuánto más hoy cuando nos encontramos con muchas personas que afirman: "soy creyente, pero no practicante", "creo en Jesús pero no en la Iglesia", "Dios sí, Cristo no" "religión sí, Dios no", "espiritualidad sí, religión no".