La elevada densidad de energía viene caracterizando la evolución de las baterías secundarias o recargables. La oferta de estos dispersivos es muy amplia gracias a las diversas tecnologías aplicadas, pues a la veterana disponibilidad del níquel-cadmio (NiCd) se suman opciones de mayores presentaciones y mayor fiabilidad, como las baterías de níquel metal-hidraduro (NiMH) y litio-ion. Otro aspecto destacable es la reducción de los tiempos de carga, gracias a la posibilidad de utilizar procesos de carga rápida que permita completar el proceso en una hora o menos. La tendencia hacia la portabilidad en numerosos equipos abre a grandes oportunidades de aplicación a todo tipo de baterías, de manera que cada tecnología se adapta particularmente a los requerimientos de diseño.