La transformación de las universidades europeas en el llamado Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) hacen surgir algunas de las cuestiones que hasta ahora no habían sido muy debatidas. En el contexto de una nueva sociedad, cada vez más basada en el diálogo y
cada vez más multicultural, el proceso de convergencia europea para la creación del EEES no es tan sólo una oportunidad para hacer que las universidades europeas sean pioneras en calidad y prestigio científico, sino también ofrece la posibilidad de reformular el papel de la universidad en la sociedad. Tomando el caso de las universidades
estadounidenses, podemos observar como su preocupación por diversificar sus aulas está considerada como uno de los factores de su excelencia científica. Para conseguir esta calidad tenemos que trabajar para que nuestras universidades sean representativas de la diversidad
que se encuentra por las calles europeas. El acceso de los grupos tradicionalmente excluidos, contribuirá indudablemente a conseguir una universidad cada vez más democrática y de más calidad.