El presente artículo intenta aproximarnos a la reflexión acerca del compromiso histórico de la organización educativa, con respecto a la complejidad de los escenarios de desarrollo de las sociedades contemporáneas y las potencialidades y aprendizajes que estas deben promover para mantenerse éticamente y con competitividad, en el cumplimiento de una cultura de la administración y gestión estratégica, herramienta vehiculizadora de los aprendizajes permanentes y transformaciones de las organizaciones.