En el mundo de la instrumentación electrónica existen dos equipos que pueden clasificarse como clásicos: el osciloscopio y el analizador de espectro. Si el primero se encarga de realizar el análisis de las señales en el dominio temporal, el segundo realiza la importante función de analizar las señales en el dominio de la frecuencia. Ambos resultan necesarios en un entorno protagonizado de manera creciente por las comunicaciones inalámbricas. Las funciones más importantes a considerar se han venido manteniendo inmutables, si bien las prestaciones y las escalas de medida se han venido ampliando de forma extraordinaria a lo largo de décadas. Desde el punto de vista externo, como también ha sucedido con sus hermanos, los osciloscopios, la evolución del interface y de las características físicas de los equipos ha evolucionado para mejor en cuanto hace referencia a facilidad de uso y manejabilidad, y destaca precisamente en este último aspecto la reducción considerable del peso en estos equipos.
