La revolución vivida en el diseño de sistemas embebidos, donde los avances tecnológicos y de arquitectura han conseguido sistemas de alta eficiencia con múltiples unidades procesadoras, han traído consigo nuevos problemas. Las tradicionales restricciones de área y prestaciones se han visto desplazadas por la optimización de consumo, temperatura y fiabilidad. La intensa investigación realizada en este área ha permitido el desarrollo de políticas estáticas y dinámicas que atajan estos problemas desde diversos niveles de abstracción.