Las arquitecturas energéticas están evolucionando continuamente con objeto de lograr las mejores características posibles no sólo en términos de tamaño físico, sino también en eficiencia operativa, factibilidad de producción, independencia del distribuidor y posibilidad de aumentar la capacidad. Este proceso viene espoleado por cambios como la actual tendencia a utilizar la lógica de baja tensión en procesadores, FPGA y ASSP en cada una de las placas.