La complejidad de los sistemas digitales ha aumentado tanto en los últimos tiempos que su implementación con chips básicos basados en puertas lógicas sencillas es prácticamente imposible. El problema se soluciona integrando en un mismo chip la misma circuitería que de otra manera, se tendría que implementar con varios chips más simples, con el consiguiente ahorro de consumo, espacio y coste. Hay dos mecanismos para integrar en un único chip todo un circuito complejo. Uno es el diseño del propio silicio, es decir, construir un ASIC (Application Specific integrated Circuit). La otra opción más barata y al alcance de cualquier diseñador, consiste en la utilización de los dispositivos programables, chips en los que la funcionalidad interna es redefinible.
