El mundo de las telecomunicaciones ha hecho posible una red universal gracias a la existencia de los estándares, pero a la vez éstos pueden convertirse en eficaces guardianes de un estilo de hacer las cosas que diferencian los tres grandes bloques de las telecomunicaciones modernas: Norteamérica, Japón y Europa. Las normas siempre han sido siempre un ingrediente esencial de las telecomunicaciones. Sin unas reglas acordadas de interconectar redes, la gran maquinaria de las telecomunicaciones mundiales, con sus 500 millones de abonados, no existiría tal y como se conoce actualmente.