San Buenaventura, valiéndose del contexto de la tradición filosófico-teológica, y principalmente platón, y algo de aristóteles, en filosofía; y de Agustin, en teología; pero interpretando y reacomodando los conceptos y el lenguaje a su posición básica teológico-filosófoca, del ejemplarismo y el iluminismo, elabora su propia teoría de la luz.