El fenómeno de la migración está teniendo un nuevo rostro. Cada vez más mujeres dejan su hogar buscando un futuro mejor para ellas y para sus familias. En consonancia, esta reflexión desea despertar conciencia sobre la endeble situación de las mujeres migrantes y quiere ser una contribución teológica para el entendimiento de la equidad entre hombres y mujeres en el cruce de migración y género. Como creyentes somos invitados a asumir proféticamente una mentalidad y espiritualidad al servicio de la pastoral de los hermanos y hermanas migrantes. En sintonía con estas búsquedas quisiera ofrecer dos claves evangélicas que podrían acompañarlas: el reconocimiento y la hospitalidad.