La Edad Moderna representa el momento en que la enseñanza de las mujeres surge como preocupación, se convierte en tema de debate e inspira proyectos educativos. Quienes la defienden y laboran por ella persiguen un mismo objetivo: mejorar la formación de las niñas y jóvenes para que cuando sean adultas puedan contribuir a la tarea de moralizar la sociedad y procuren el adecuado cumplimiento de las funciones sociales que tienen asignadas. El presente trabajo dibuja, desde un punto de vista global, la situación que presenta la educación femenina y su evolución entre los siglos XVI y XVIII. Lo hace a través de la consideración de tres elementos esenciales: el discurso teórico que la informa, los centros docentes en que se desarrolla y los saberes que conforman sus programas