La actual política de juventud en España tiene como uno de sus elementos fundamentales la coparticipación. Desde 1980 existen los Consejos de la Juventud. Esas entidades de derecho público integran a representantes de diversas asociaciones juveniles, los cuales ejercen de portavoces y de interlocutores ante la Administración sobre la problemática que les afecta. Tal modelo de coordinación y relación institucional se desarrolló en toda la Europa occidental tras la u Guerra Mundial y el franquismo intentó realizar una adaptación siguiendo los principios de la "democracia orgánica" que resultó fallida. Pero no fue hasta la sustitución de los agentes sociales y políticos que se produjo en la transición a la democracia, cuando pudo normalizarse la situación y homologarse ese aspecto de la política de juventud a lo que desde décadas resultaba habitual en los países de nuestro entorno.