Cuando aparecen las primeras escuelas de párvulos en España, y veremos cómo la situación no es muy distinta en los países de nuestro contexto, lo hacen con, al menos, una doble finalidad claramente explicitada: la asistencialy la educativa. Esta doble finalidad las va a marcar y va a condicionar fuertemente su desarrollo posterior, del mismo modo que va a condicionar la formación y la imagen del «maestro/a de párvulos». Costará trabajo -y mucho tiempo- hacer que se vea la educación infantil en primer lugar como un nivel educativo. Por otra parte, y esto viene a complicar más aún la situación, hoy se le asigna no sólo a este nivel, sino también a otros superiores, la función de «guardería» o «aparcamiento» al irse prolongando la escolaridad obligatoria hacia «arriba». Esta misma prolongación pone en cuestión, implícitamente, algunos de los principios básicos de la educación infantil que parecen no ser reconocidos como tales o no tener carácter prioritario en la política educativa actual.