Como es sabido, con el final de la Guerra de Sucesión y la instauración de la monarquía borbónica se emprende en los territorios de la monarquía una reorganización política y administrativa que toma como referencia el modelo francés, y que pretende la centralización y unificación del poder. Mediante los «decretos de nueva planta» se impone la organización políticoadministrativa de Castilla a los territorios de la antigua Corona de Aragón. El nuevo sistema se implanta en Valencia en 1707, en Aragón en 1711, en Mallorca en 1715 y en Cataluña en 1716.