Sin lugar a dudas, durante los últimos diez años la Historia de la Educación en España ha sufrido un proceso de aggiornamento lógico y necesario. No sin dificultades se ha salido -aunque todavía resten muchos trechos por recorrer- de una concepción ahistórica de la Pedagogía que no era sino entelequia abstracta con entidad propia, con vocación demiúrgica y soteriológica