El desarrollo de la medicina durante la segunda mitad del siglo XIX ejerció su influencia en la evolución de la educación del sordo. La denominada " medicalización" de la sordera significó una restricción radical de los objetivos educativos, para los sordos, transformándolos en objetivos puramente clínicos y terapéuticos, conducentes a lograr que las personas sordas se acercaran lo más posible a la norma de comportamiento lingüístico socialmente más aceptada, esto es, a la lengua oral de los oyentes.