Numerosas losas, bóvedas y obeliscos se asoman por entre la bruma, como diminutas islas en un mar de niebla. Sólo algunos puntos de luz parpadean en la distancia. El suelo es extremadamente húmedo y muchos tramos se encuentran anegados. El sopor resulta inaguantable y la visibilidad es nula. De repente se aturde un estruendo de vientos encontrados y árboles que sucumben bajo el azote de poderosas alas...A lo lejos escuchas el relinchar desesperado de la cabalgadura que debiste abandonar algunos metros atrás por lo accidentado del terreno... y luego...nada... sólo un respirar fragoroso que se aproxima haciendo estremecer la tierra.