Víctor García Hoz, con la sencillez y la naturalidad de quien no tiene que esforzarse para ser oído, ha roto estos y otros muchos tópicos. Su prestigio, su liderazgo y su capacidad innovadora, se han mantenido incólumes a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, hasta el día de su muerte, el 18 de febrero de 1998.