El presente texto sustenta la tesis de que el modelo cartesiano encontró su lugar de refugio en la estructura arborescente que detenta la universidad colombiana en la actualidad. Frente a tal estructura, se propone un avance hacia un modelo de universidad donde el conocimiento funcione como un tejido interdependiente más que como un conjunto de compartimientos, o espacios académicos y disciplinares, que no dan lugar a la interdisciplinariedad e incluso más allá de ella, a la propia transdisciplinariedad.