Seguramente una de las palabras más usadas y reiteradas en los últimos años en la llamada sociedad occidental sea el término "crisis". Estamos ante una voz de moda, ante un término mando, que, con reiteración casi cancina, lo aplicamos a la política, a la economía, a la educación y a otros sectores clave de la realidad social. Unos sectores cuyos cambios bruscos y negativos han deteriorado gravemente nuestra confianza y esperanza en e actual funcionameinto social. Si nos preguntamos qué está pasando, cuál es el problema de la sociedad occidental, aunque las respuestas sean diversas y cuantiosas un diagnóstico más o menos común aflora con fuerza y reiteración: estamos ante una profunda crisis de valores