Las narrativas digitales se aprecian hoy como una nueva forma de acercarse al reconocimiento de problemas y soluciones específicos de las comunidades a partir de la cotidianidad de sus habitantes y la caracterización de sus escenarios. Esta forma investigativa permite organizar el trabajo etnográfico de una manera diferente a la acostumbrada y, además, obliga a repensar el papel del investigador frente a desafíos y retos que le exigen afrontar su trabajo de una manera diferente.