El presente artículo presenta una reflexión a partir de un trabajo investigativo desarrollado entre los años 2007 y 2009 en un asentamiento de personas en situación de desplazamiento en la ciudad de Pereira, Colombia. En el documento se aborda una reflexión sobre algunas de las implicaciones éticas y políticas que subyacen al trabajo de investigador social en contextos marcados por la guerra y la violencia en Colombia, reflejando algunas de las dificultades y limitaciones que se dan en el marco de realización del trabajo de campo. Se abordan de manera especial la importancia de construir escenarios de confianza y reconocimiento de los sobrevivientes, la función ética y política de la investigación social en la tarea de evitar procesos de revictimización y la importancia de propiciar espacios donde se haga posible la emergencia de la voz y el testimonio de las víctimas como formas de reconocimiento político