La educación infantil es quizá la necesidad más sentida y urgente de un proyecto educativo serio y responsable, pues es la protección del derecho a la educación desde su inicio, lo que garantiza de manera integral el alcance de la totalidad de los niveles educativos previstos en el sistema. Por la gran responsabilidad que soporta el maestro de infancia en el noble ejercicio de su labor, sobre él recaen no sólo los procesos de la adquisición del conocimiento, formación e investigación, sino, además, el compartir de dicho conocimiento; su carga se incrementa en los campos de la responsabilidad social, política, cultural y ética del conglomerado social sobre el cual, históricamente, permanece y actúa.