Seis años han pasado desde la gran transformación que vivió la escena política en Chile. En mayo de 2006 un grupo de estudiantes de escuelas secundarias de la comuna Lota -564 kilómetros al sur de Santiago- desnudaron el mito de una reforma educacional que llegaba débilmente a la periferia de las grandes ciudades. La educación de los pobres, confinados en las escuelas públicas abandonadas por la Dictadura Militar (1973-1990), seguía evidenciando la fractura del sistema educacional. El liceo acuático de Lota, una escuela secundaria recién entregada en 2006 por las empresas constructoras licitadas, y que sucumbió con las primeras lluvias del año, se erigió como el símbolo que sintetizo la dolorosa crisis social no enfrentado.