Este artículo se inicia con dos preguntas: ¿Es la psicología una profesión? ¿Es la psicología una ciencia? La respuesta a la primera es que no debería serlo, y a la segunda es que no lo es. Por medio de 19 planteamientos se sugiere una serie de inquietudes y de dudas sobre la cientificidad de la psicología contemporánea. Se propone que la psicología debe necesariamente recurrir a las neurociencias y a la etología como fuentes de conocimiento; que la reflexión filosófica que lleva a la definición de conceptos debe ser considerada prioritaria; que debe suspenderse la glorificación abusiva del método experimental, pues el instrumento no resuelve los problemas conceptuales; que debe buscarse disminuir el acento exagerado sobre lo fáctico en detrimento de lo teórico y lo conceptual, y que la psicología requiere crear nuevos métodos de investigación que abran el acceso a la comprensión de los fenómenos auténticamente humanos, como el arte.