En los años 60 y 70 en Latinoamérica se había iniciado todo un movimiento de renovación de la teología y de la Iglesia, gracias al intento de aplicación del Concilio Vaticano II en este continente. Los problemas eclesiológicos que nos ocupan en este artículo estaban al orden del día. A más de 40 años de distancia de esos acontecimientos y después de la celebración de las Conferencias de Puebla, Santo Domingo y Aparecida, el diagnóstico eclesiológico en este continente debe asumir un nivel distinto en la discusión y deberá preocuparse por otras realidades en la construcción eclesiológica. La credibilidad de la Iglesia es un componente de esa reflexión que queremos poner en consideración de los lectores.