Se presenta una aproximación metapsicológica de la transferencia desde una conceptualización sobre las representaciones como unidades del psiquismo. La transferencia se origina por el esfuerzo de las investiduras libidinales insatisfechas, todavía activas en el inconsciente, que a través de un "falso enlace" permiten al proceso primario filtrarse inadvertidamente en el secundario y por ello una percepción actual se identifica con la representación-expectativa, convenciendo al sujeto de que con este nuevo objeto si se satisfará dicha investidura. La neurosis de transferencia es un pilar psicoanalítico pues sólo a través de ella se pueden hacer conscientes y actuales las mociones pulsionales inconscientes reprimidas, propias de la sexualidad infantil, y a partir de allí también será posible reanudar el desarrollo psicosexual detenido en los puntos de fijación.