Este artículo revisa la presencia de la imagen y el sonido en el lugar etnográfico tradicional denominado Norte Grande de Chile. Dicha presencia está condicionada por la concepción del Norte como árido, su visualización como un "paisaje sin sujeto" y el privilegio del pasado étnico como tema de interés. Para cerrar, se enfatiza en la pertinencia de incorporar etnografías sonoras en la antropología, a partir del análisis de una serie de producciones fonográficas, en algunas de las cuales participó el autor.