El presente artículo plantea una reflexión sobre las implicaciones de la virtualidad en una de las formas de juego contemporáneo de mayor impacto entre jóvenes de diversos grupos sociales: el videojuego. Dicha reflexión parte de la consideración del juego como factor de cambio y producción cultural, y de la importancia de la virtualidad y la simulación como elementos clave del videojuego. En esta relación se encuentra una profunda afectación de las formas de producción de subjetividad y de modos de conocer y comprender nuestro entorno, al otro y a nosotros mismos. Finalmente, se reflexionan sobre las implicaciones de investigar los mundos del videojuego, en torno a una etnografía que ha devenido virtual.