El artículo pretende mostrar la visión franciscana del hombre que se desprende de la regla bulada, integrada con elementos antropológicos presentes en los otros escritos del Santo de Asís. Después de una premisa metodológica sobre la distinción entre el carisma del fundador y el carisma del Instituto que se ha sedimentado en la regla, comenta los ragos fundamentales de la visión del hombre franciscano: un hombre centrado en Dios Padre como origen y meta de su existencia; dentro de la iglesia en la escuela de Cristo, revelacion del amor humilde y pobre de Dios; miembro de una Fraternidad que se realiza en el servicio caritativo reciproco y en espíritu de minoridad; enviado a testimoniar los valores evangélicos en pobreza, con modestia y humildad; abierto al mundo, del cual se reconoce que forma parte y se convierte en voz para alabar y agradecer al Creador benéfico; orientado proféticamente a la meta eterna a lo largo de su caminar por los senderos de la historia.