Se describen las principales características de la sociedad del conocimiento y las dinámicas que éstas generan dentro de la sociedad, la economía y la visión actual de Universidad. El autor muestra con claridad el pragmatismo y el utilitarismo intérpretes de dicho modelo de pensamiento. Lo tecnocientífico aparece como único criterio de verdad y de vida. Si bien el conocimiento siempre será algo bueno para la humanidad, una visión centrada en el consumo desmedido, el mercado que crea necesidades ficticias y desconoce las básicas y reales, está propiciando la despersonalización del individuo ante los desequilibrios, ambivalencias y cuestionamientos que se hacen a la actual sociedad posmoderna y del conocimiento. El autor propone construir un pensamiento bioético para la nueva sociedad del conocimiento, y enfatizar en el deber de la institución universitaria de seguir sirviendo desde sus tres funciones que por esencia le pertenecen: la investigación, la formación integral del estudiante y la extensión social. La Universidad es la Institución crítica por excelencia de la nueva sociedad del conocimiento. A ella le corresponde entonces gobernar el saber subyacente en el conocimiento tecnocientífico, llamado episteme, legitimador o no de lo humanizante o deshumanizante de la tecnocracia. Para realizar esta tarea tan delicada, de tanta responsabilidad social, la universidad debe valerse de dos nuevas disciplinas: la epistemología, también llamada "teoría de la ciencia", y la bioética. Es impensable una universidad que se respete si no desarrolla estas dos disciplinas".