Dadas las profundas transformaciones derivadas de la globalización y la sociedad del conocimiento, uno de los mayores retos para el sistema educativo es entender y promover políticas y prácticas de inclusión que permitan alcanzar los aprendizajes básicos de la educación obligatoria a todo el alumnado. Este artículo analiza el fracaso escolar como una forma de exclusión del derecho a la educación, demuestra que las medidas extremas de atención a la diversidad que se han ido desarrollando en la ESO promueven vías paralelas y devaluadas de escolarización y aporta algunos datos, reflexiones y aspectos de mejora claves para una escuela verdaderamente inclusiva