Las zonas fronterizas han ido ganando cierta visibilidad, pero hoy ésta es fundamentalmente negativa. Aparecen como el lugar de ilegalidad y violencia, donde chocan gobiernos vecinos y proyectos antagónicos. Ciertamente, la situación es grave en algunos ámbitos; sin embargo, en esas regiones no sólo se encuentran problemas, también existe una fuente de grandes oportunidades y de articulación positiva entre vecinos. Para adentrarnos en ese contexto, primero, me referiré a las diferencias entre esas zonas fronterizas; después, revisaré la agudización de la problemática de seguridad que afecta, en especial, las zonas cercanas a Venezuela y a Ecuador, y finalmente, examinaré los efectos sobre las poblaciones fronterizas y su capacidad de respuesta