El trabajo especulativo ha perdido vigencia entre aquellos que se han dedicado al ejercicio de penetrar intelectivamente el misterio que denominamos "Dios". Para los teólogos hay resulta más indispensable y menos embarazoso, dedicar su tiempo a resolver prácticamente los interrogantes que emergen en torno a la situación de Dios en medio de la dinámica del existir humano y evitar así las indagaciones, fundamentales y desarrollos de tipo teórico-especulativo. Sin embargo, tal opción ha significado la pérdida progresiva de la especificidad disciplinar en lo que se refiere a su fundamentación y a su proceder. El presente artículo pretende un ejercicio especulativo en torno al tema Dios y su carácter de otreidad absoluta, como condición de posibilidad de Dios mismo en las elaboraciones de la teología de cuño cristiano.