En un ambiente en el que los sentimientos juegan un papel determinante, los niños investigan sobre el entorno y tratan de resolver sus incógnitas. Esta manera de trabajar ha obligado a la maestra a cuestionarse los horarios y a no dejarse llevar por las prisas. Lo importante para ella no es que los alumnos acaparen información, sino que aprendan a observar, cuestionar y descubrir. El apoyo de las familias resulta fundamental en este proceso, que califica de lento, pero imprescindible para conseguir la necesaria autonomía a la hora de aprender.