Vivimos en una nueva era de la humanidad que tiene el patrimonio de una memoria histórica de dos milenios, tiempo en el que ha habido situaciones extraordinarias que benefician a la humanidad, así como también otras que la envilecen, la perjudican y obstaculizan en búsqueda por un destino mejor. Lo que ocurrió en el pasado ya no es posible modificarlo. Nuestra mejor opción es conocerlo, analizarlo, reflexiva y críticamente, extraer de él aprendizajes para descartar los elementos negativos, dar continuidad orgánica a los elementos positivos y generar con creatividad y visión de futuro nuevos elementos para construir nuevas respuestas. No podemos ir más lejos respecto al pasado; pero nuestra opción está abierta para comenzar a construir la memoria del futuro, como viene señalando insistentemente Federico Mayor Zaragoza, ex Director General de la UNESCO.