Quiere a sus estudiantes y no duda en darles un beso o una colleja porque asegura que han tenido mala suerte y aún pueden hacer grandes cosas: "nuestro principal propósito educativo consiste en devolver mejores personas a la sociedad". Paco Bou, un maestro curtido en el mundo de la marginación social, lleva casi dos décadas en un centro penitenciario y dice que a sus clases no acuden internos sino alumnos, un tratamiento que contribuye a que se reconcilien con su condición humana.