Para acercarse a los niños, a su modo de sentir y ver el mundo. Para ayudarlos a expresar sus emociones y a reconstruir su propia identidad. Para compartir con ellos momentos de intercambio afectivo y creativo. Son muchas las razones a favor de la narración de cuentos que la autora expone, que también recoge la experiencia de una escuela cuyo proyecto educativo se desarrolla en torno a la narración de historias y a las canciones infantiles.