El trabajo parte de reconocer la dificultad de trazar una frontera nítida entre una caracterización conceptual académica especializada y el uso profano (como herramienta en la lucha político-ideológica) del término populismo. En la primera parte abordo el estatuto problemático del término populismo como concepto político y la valencia peyorativa que siempre lo ha acompañado. En la segunda parte, hago un breve recorrido por tres experiencias históricas que fueron en su momento caracterizadas como “populistas”. En la última parte, expongo mis dudas acerca de la posibilidad de revertir esa carga peyorativa adherida al populismo y mi escepticismo frente a los esfuerzos por utilizarlo como un contraconcepto clasificatorio de unidades políticas de acción, tal como se lo ha utilizado para evaluar, en general positivamente, la innovación política llevada a cabo en las experiencias latinoamericanas recientes.
